Inspirar para transformar

Lo virtual vs lo presencial

Lo virtual vs lo presencial


El pasado viernes 9 de Octubre tuve el placer de participar como conferenciante en el foro profesional “Inspirando líderes: Domina tu toma de decisiones” con la ponencia “Lograr equipos competitivos”. Tuve el honor de compartir cartel con Irene Villa, que nos ofreció su conferencia “La adversidad como motor de vida”, Juan Ramón Rayo con “El efecto mariposa en la economía” y Paco Vázquez con “Tomando decisiones difíciles”. Fue una gozada compartir con ellos esta maravillosaexperiencia.

 

Seguramente en cualquier otro momento no habría dedicado un artículo en mi blog para hablar de este asunto. Habría destinado algunos recursos para darle visibilidad a mi participación por la redes sociales pero poco másporque es lo que con frecuencia hago en mi actividad profesional. 

 

Pero, ¿qué hace que le dedique este tiempo y este espacio a este evento en concreto? ¿por qué me detengo en reflexionar en algo así? Lo hago porque actualmente lo PRESENCIAL es extraordinario. Lo he querido escribir en mayúsculas porque este día saboreé y aprecié, como nunca antes lo había hecho, el valor que tiene lo presencial en muchos aspectos de la vida y, en concreto, en la mía. 

 

Si bien en el foro las conferencias las impartimos con todas las medidas de seguridad y todos los protocolos, todo el mundo estaba con sus mascarillas, los participantes estaban sentados a 2m. de distancia unos de otros, la sala la ventilaron cada vez que terminaba una de las conferencias, etc. el acontecimiento era algo especial porque estábamos allí, en vivo y en directo, tratando de inspirar a los asistentes con nuestro lenguaje verbal y no verbal, con nuestros movimientos y gestos sobre el escenario, con nuestra presencia física, vaya… en cuerpo y alma.

 

Recibir el calor, el reconocimiento, el agradecimiento y el cariño de los asistentes presencialmente no tiene precio. No tiene nada que ver con la experiencia virtual, que aunque nos ofrece actualmente una alternativa válida para muchas cosas, dependiendo de qué actividades realicemos, queda muy lejos de lo que nos puede llegar a ofrecer lo presencial en cuanto a la experiencia se refiere.

 

Durante todos estos meses he impartido muchasconferencias y talleres desde lo virtual a diferentesclientes, y está siendo curioso lo que, al menos a mi, me está ocurriendo. Para empezar tú no ves a nadie, sólo te ves a ti misma y la presentación que estés proyectando, si es que proyectas algo, por tanto tu mirada se mantiene prácticamente fija. Mirarte a ti misma, a mi al menos, me genera algunas cosas hasta ahora desconocidas. Es cómo mirarte en un espejo recibiendo feedback constantemente. Creo que nunca me había mirado tanto como hasta ahora.Por otro lado, no puedes moverte con libertad, tienes que quedarte sentada en la silla y a lo sumo son los gestos de tu cara y de tus brazos los que pueden acompañar el mensaje verbal para enfatizar o conectar mejor. ¡Vaya reto para los que nos gusta movernos y expresarnos a pleno pulmón! Pero para mi lo más duro es que vas a ciegas porque te pierdes el pulso emocional de los asistentes, porque no es posible  escuchar sus risas cuando explicas algo divertido, ni sus aplausos cuando concluyes y sólo, cuando te dejan, recibes alguna pregunta por el chat sin escuchar la voz del interesado y sin tener el gusto de conocerle físicamente. Pero a pesar de todo, suerte de lo virtual y su tecnología porque nos está “salvando la vida”.

 

Por el contrario en el formato presencial la visión que tienes es la del público, la presentación la tienes detrás y no de frente y puedes moverte con libertad, gesticular a tu antojo y sentirte en libertad, ¡qué gozada! Lo que más valoro de este formato es esa conexión emocional con los asistentes, ese clima que tantas veces se crea cuando sientes que el asistente se está zambullendo en tu historia desde el relato que estás compartiendo, se está emocionando y se está conectando con los mismos sentimientos que tú tienes. Cuando esto ocurre, cuando esta conexión se da es algo impresionante que le dota de significado a todo lo que haces. 

 

En el mes de Abril cuando impartí mi primer taller virtual fue todo un reto. Fue con un grupo de Postgrado de la UB con quienes ya había impartido alguna clase presencial con anterioridad. Mi gran desafío era “llegaremocionalmente” a los participantes tanto como siento que “llego” de manera presencial. Con aquel grupo de la Universidad me sentía inquieta y decidí preguntarles al acabar, ¿cómo ha sido la experiencia? ¿os he llegado? Me dijeron que sí, ¡qué alivio! Hoy sé que también puedo hacerlo a través de este canal y que seguro soy hoy mucho más versátil que en el mes de Marzo, pero ¿cuál sería mi conclusión?

 

Indudablemente, por todo lo que he comentado, yo me siento “animal” de aula, ese es, sin duda, mi hábitat natural, pero también tengo que reconocer que lo que estoy aprendiendo con el formato virtual, es algo de lo que me siento, sin duda, tremendamente orgullosa.


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