Inspirar para transformar

El compromiso es un gran acto de amor

El compromiso es un gran acto de amor


Yo definiría el compromiso como “la máxima voluntad de una persona por ofrecer su mejor versión” en cualquier rol que esté ocupando, sea padre, madre, hijo, pareja, amigo, jefe, profesional, compañero, cliente, proveedor, socio… y esa máxima voluntad significa ofrecer lo mejor que llevamos dentro desde los actos que realizamos. Cuando eso sucede, cuando de verdad ofrecemos lo mejor de nosotros, aparece el valor del compromiso. Si lo pensamos bien es un acto de generosidad y, por tanto, de amor.

Yo definiría el compromiso como “la máxima voluntad de una persona por ofrecer su mejor versión” en cualquier rol que esté ocupando, sea padre, madre, hijo, pareja, amigo, jefe, profesional, compañero, cliente, proveedor, socio… y esa máxima voluntad significa ofrecer lo mejor que llevamos dentro desde los actos que realizamos. Cuando eso sucede, cuando de verdad ofrecemos lo mejor de nosotros, aparece el valor del compromiso. Si lo pensamos bien es un acto de generosidad y, por tanto, de amor.

Pero, ¿cuál es esa máxima voluntad? ¿cuál es su mejor versión? En mi opinión son preguntas de difícil respuesta y de difícil medición porque lo que para mí puede ser “lo máximo” o “lo mejor”, para otros no porque básicamente entran en juego las “peligrosas expectativas” desde los estándares de cada uno. Para resolver esta cuestión, una posibilidad que sería interesante es que te preguntaras lo siguiente: ¿estoy haciendo lo máximo que puedo?, ¿estoy “haciendo” realmente o estoy en la “intención” de hacer? Respuestas honestas a estas cuestiones pueden darnos algunas pistas.

Por otro lado, me refiero al amor. Quiero detenerme en este aspecto porque me refiero al amor en dos sentidos: “amor a uno mismo”, y “amor a los demás”. Me explico. 

El compromiso con uno mismo debería ser el primero en ser abordado desde el “amor a mí mismo” que se manifiesta cuando quiero potenciar, impulsar, preparar, liberar todo el talento, conocimiento, actitudes… que sé que tengo y que quiero hacer crecer. Es el primer paso, potenciar mi auto-estima y mi auto-liderazgo. Es la base. Cuando esto ocurre, entonces, sin duda, me quiero porque estoy comprometido con mi propio crecimiento, con mi desarrollo, con mi cuidado, con mi respeto, con mi aprendizaje… y esto para mi es amarse, es estar comprometido con uno mismo. 

El “amor por los demás” o dicho de otro modo, el compromiso por los demás, es un paso más, algo que debería suceder después porque será entonces cuando me conoceré y podré estar preparado para ofrecer lo mejor de mí mismo. Es una acción más elevada que se da de manera auténtica cuando el compromiso con uno mismo lo tengo desarrollado. Es entonces cuando puedo adquirir un compromiso mayor que es con los demás porque estaré preparado para ofrecérselo desde lo que sé que soy y puedo ofrecer sin exigencia, conociendo mis límites, sin dependencia ni apego, sin complacencia, sin esperar nada a cambio… 

El verdadero compromiso se construye además desde la alegría y con dos emociones importantes que la acompañan, entusiasmo y pasión, y no desde el sacrificio y/o sufrimiento, porque desde ahí es imposible que florezcan la mejor de las voluntades.

En esta ocasión la foto que te comparto es un reflejo borroso de un paisaje en un lago. El compromiso necesita ser claro, limpio, transparente… pero si es ambiguo o borroso como aparece este paisaje en esta imagen, el compromiso seguro tendrá fisuras, no será auténtico del todo y eso tendrá, tarde o temprano, sus consecuencias.

¿Con qué o quién sientes que estás verdaderamente comprometido?

¿Qué estás poniendo en esa relación que no lo estás poniendo con otras?

¿Cómo quieres cuidar el compromiso que tienes contigo mismo?


Compártelo en las redes: