Inspirar para transformar

Mi diario apreciativo

Mi diario apreciativo


No sé tú pero yo cuando era adolescente tuve una época en la que escribía cada día en un diario en el que volcaba lo que acontecía en el día a día de mi vida. No recuerdo que con él me planteara ningún objetivo concreto, pero sí que recuerdo esa experiencia como un momento de conexión y de paz conmigo misma. Un momento de intimidad y de confesión con aquel papel que sólo yo podía y tenía derecho a leer. 

 

Sin saber muy bien porqué, llegó un buen día que dejé de escribir y allí quedó plasmado todo ese día a día cargado de emociones, de rutinas, de reflexiones, de pensamientos, de miedos, de ilusiones… de esa temprana etapa de mi vida.

 

Han pasado muchos años desde entonces y algo ha sucedido en mi en estos últimos meses. He decidido volver a escribir en un diario. Este diario es diferente al de mi adolescencia. Este diario es apreciativo. Tiene como objetivo apreciar lo bueno de cada día. Lo pequeño y a veces insignificante, pero para mi importante y valioso. Quiero con él reconocer aquello que en multitud de veces pasa desapercibido pero que contribuye a mi alegría y/o a la de los demás. 

 

Así que un buen día decidí comprarme No sé si ha sido fruto de esta época de confinamiento que nos ha obligado la pandemia, pero me he dado cuenta que al escribir desde 3 preguntas que me formulo cada día, mi vida ha ganado en conciencia, en sensibilidad, tiene más alegría y tiene mucho más significado. 

 

¿Cuáles son estas 3 preguntas?

 

Son preguntas generativas que me llevan a correr esa imaginaria cortina del modo conexión que comentaba en el artículo anterior.

 

La primera:

 

¿Qué he apreciado del día de hoy?

 

Aquí me detengo a reconocer y valorar cualquier palabra, comportamiento, suceso, acontecimiento… que me ha capturado la atención positivamente de algo o de alguien y que me ha gustado. Puede ser cualquier cosa, por ejemplo, cuando salgo a caminar aprecio el amanecer, el sonido de las olas, la música que voy escuchando. Puede ser la copa de vino que me tomo en la cena, una comida rica que ha preparado mi pareja o el abrazo de mis hijos. Puede ser una lectura, un “gracias” de un cliente o la amabilidad de la cajera del “súper”. Como ves, cualquier cosa.

 

La segunda:

 

¿De qué me siento orgullosa?

 

Esta pregunta me lleva a centrarme en mi. Sobre todo en aquellos comportamientos con los que me siento satisfecha porque han contribuido o han sido valiosos o para mi misma o para alguien. Esta pregunta me lleva a conectar con mi propósito y con aquello que siento que está bien hecho. Se fundamenta en mi interpretación personal y se nutre de la honestidad conmigo misma y de una buena dosis de auto-estima.

 

La tercera:

 

¿Qué es aquello, por pequeño que parezca, que harémañana que contribuirá a aumentar mi alegría/bienestar y/o la de los demás?

 

Esta tercera pregunta me lleva a activar mi compromiso con pequeñas o grandes acciones que puedo llevar a cabo mañana. Una, dos, tres… acciones concretas, reales, posibles para conmigo y/o para los demás.

 

El hacer este ejercicio cada día no te va a liberar de enfadarte o de estar triste o de mostrar tu mal humor con algo o con alguien, seguro que no, pero lo que sí te va a ofrecer son más posibilidades de cambiar tu mirada orientándola hacia aquello que te da vida. 

 

*Esta foto que te comparto hoy es una muestra de algo que siempre he apreciado pero ahora lo trato de hacer cada día, la belleza de la naturaleza.


Compártelo en las redes: