Inspirar para transformar

Cuando el deporte es un lugar al que mirar

Cuando el deporte es un lugar al que mirar


Me emociono al ver gestos como el que nos regalaron ayer las jugadoras de fútbol del FCBarcelona y del Atlético de Madrid, equipos de máxima rivalidad. ¿Qué hace que gestos como este nos emocionen? Nos emociona todo aquello que conecta con algo valioso de nuestro ser. Nos emociona lo épico, lo extraordinario, lo singular... En este caso nos emociona la manifestación clara y rotunda de unos valores humanos, que, en mayor o menor medida todos tenemos pero que no siempre los manifestamos. La solidaridad, la generosidad, el cariño… ofrecido a Virginia Torrecilla por las futbolistas del FCBarcelona estuvieron presentes, pero también la resiliencia, la perseverancia, la confianza… de esta jugadora para superar un cáncer y volver a jugar al fútbol después de casi 2 años convaleciente. ¿Qué lecciones nos regalaron ayer estas mujeres de equipos rivales? Una de las lecciones más valiosas, que al menos yo considero, es que el fútbol, y el deporte en general, son mucho más que un entretenimiento, son mucho más que un lugar en el que lograr fama y dinero, son… la oportunidad para inspirar a toda una sociedad desde la manifestación de valores y comportamientos ejemplares. Otra lección es que es interesante entender lo que significa “competir de manera sana” donde el compañerismo y la rivalidad pueden y deben convivir. ¿Qué tiene que suceder para que algo así ocurra con mucha más frecuencia en nuestro deporte y en nuestra sociedad? Tenemos un mundo en el que apreciar lo extraordinario es fácil. Lo extraordinario rápidamente es noticia. Lo extraordinario captura rápidamente nuestra atención. Pero no es suficiente. El reto está en apreciar y reconocer lo bueno que hay en lo ordinario, en lo cotidiano, en lo que sucede cada día,… porque para integrar algo debemos verlo con frecuencia ya que aprendemos emulando comportamientos de los demás. Sobre todo de los más cercanos. Por tanto, la responsabilidad es de todos. Debemos aprender a apreciar en lo pequeño, dando más visibilidad y más valor a todos aquellos gestos y comportamientos que a diario contribuyen a esa convivencia sostenida en valores. Si esto fuera así la noticia de ayer dejaría de ser noticia y en nuestro mundo, seguramente, otro gallo cantaría.


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